11 de noviembre de 2015

La esperanza del naufragio

En esta balsa de madera, infinita,
sobre este mar, contenido y oscilante,
de lágrimas que no pueden ser vistas,
pero acarician la superficie
por un instante.

La tensión se palpa.
La tristeza se torna desgracia.
Hoy no quiero vivir.

No quiero verte, ni decirte.
No quiero deshacerme en palabras
porque ellas serán
quienes se deshagan de mí.

Necesito llorar,
aunque no quiera.
Necesito quebrar esta balsa de madera
para que todo acabe
y las lágrimas, libres,
se vayan todas por el desagüe.
Y que tú nunca llegues a enterarte.

Eso es ser fuerte, me dijo alguien.
Ser fuerte siendo débil,
liberar el lado salvaje.

Sucumbir al oleaje.

Y confiar en un naufragio
que me arrastre
a cualquier otra parte.