3 de enero de 2015

Treinta de diciembre de dos mil catorce

Hoy ha sido el último día
que he llorado por ti
que he vuelto a decir
esa frase tan repetida:

"Di más oportunidades
de las que se merecía
y de las que yo
me podía permitir".

Pero viví al día
y me dejé llevar
y me olvidé de conservar
la sangre fría.
Y a veces,
sólo a veces
me creía lo que me decías
sin pensar,

qué dulce,
qué bonita historia parecía.

Pero hoy es el último día
que lloro por ti.
Porque soy más fuerte
de lo que ahora puedo recordar.
Porque la memoria es pasajera
y estoy en un lugar
diferente

pero...
o todo es igual
o todo se parece mucho.

Hoy he vuelto a comprobar
que todo falla,
que el mundo está loco,
que la vida es injusta;
y no importa lo que haga,
lo que piense,
lo que sufra.

Quizá
me debo acostumbrar
a esta llaga
que me embriaga
y que me asusta...

Porque hoy será el último día
que llore por ti
y sé que será difícil
porque quizá te arrepientas
y aparezcas por aquí,
y yo...
yo le daré vueltas,

y volveré a caer,
y volveré a sufrir,
y escribiré este poema
que nunca
debí
escribir.