7 de mayo de 2014

Poema del laberinto

¿Me engañan mis ojos? ¿Qué hago yo aquí?

Mucho me alejé,
corriendo, paseando, deambulando

Tardé años en recorrer aquel camino
y años tardé en recuperarme,
[las heridas por fin cerraron
después de llantos, sudor, y sangre]

Lo recuerdo yo,
lo recuerdan mis pies,
lo recuerdan las cicatrices
[de mi piel].

Tanto me alejé
que me fui a la otra punta del mundo
y allí viví
plácidamente.

Tanto me enseñó aquel viaje
...que llegué a alcanzar
el inesperado paisaje:

esta tímida y valiosa felicidad
[tan vivos mis recuerdos
que me parecen reales...]

Pero, ahora, diez años después,
exactamente diez

veo ante mí la misma puerta,
la misma,
otra vez.

Y no recuerdo el camino de vuelta.

No sé cómo he podido aparecer aquí.

¿Es que esta puerta maldita
me perseguía secretamente?
¿Es esto cosa de magos?
¿Qué artificio es este?
¿Qué capricho del destino,
oh, qué broma cruel?

Yo ya he estado aquí, joder.
Yo ya superé esta prueba
Yo ya crucé esta puerta
[y sufrí por ello].

Esta temible puerta
que me llevó tan lejos.

...Dicen que ante algunas cosas
sólo puedes aprender.

Y yo aprendí
[¡es cierto!]

Pero se aparece la esfinge
 ante mí, [de nuevo]
bajo otra máscara
de implacable candidez,
con un desafío
más perverso
que no sé si podré resolver,
esta vez

porque soy otra persona.
...Y nunca es igual...






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Ah, no, espera...
¡Sí soy diferente!

[suspiro de alivio]

Aunque esté ante la misma puerta,
estoy en otro lugar...

Lo sé por las cosas que me pasan